lunes, 6 de agosto de 2007

Cuento sin título

El silencio, la pared blanca, la mirada fija y el sonido de un reloj que acompaña lentamente la transformación.
Una imagen borrosa que se va aclarando, se van delineando sus ojos, su boca y su pelo. Luego aparece su cuello, su torso , sus brazos y por últimos sus piernas.
La mente en blanco pareciera que le va dictando una descripción minuciosa y perfecta de la mujer.
La blancura de la pared finalmente adopta la forma deseada y siente que ella también lo esta mirando. Le sonríe, lo mira fijamente a los ojos y pareciera que intenta decirle algo. El no puede comprender que es lo que esta intentando decir pero de todas manera la corresponde con una sonrisa.
En ese instante, un ruido que desencaja con la armonía del momento es el culpable de que ella desaparezca fugazmente. Ya no hay nada ahí en la pared. Solo un montón de ladrillos, cemento
y pintura blanca que por unos segundos lo hicieron escaparse de la realidad y transportarse a su subconsciente.
Se sonríe en la soledad de la habitación buscando una complicidad que no encuentra y siente un regocijo espiritual que lo estimula a seguir buscandola.


LEo - 04/10/2004

2 comentarios:

Laura dijo...

Primo Leo!!! jajjaja

Que lindo poder conocerte un poco mas alla del gris de esta oficina.

Muy buenas tus poesias, dejas traslucir tus matices, la primera que lei te mostraba gris...pero esto ultimo que lei hoy te muestra blanco, espectante, positivo y batallador.
La cancion del Nano es un SI...SE PUEDE! y esos mensajes siempre son reconfortantes!
Que mas decirte? hace mate!! jajjajaj
Un beso, Lau.

Leo Vega dijo...

Gracias Laura... gris, blanco... para la proxima prometo color...jeje. Buena la actitud ;)